Tope Cuba-USA, muchas enseñanzas y pocas alegrías

Rondón, escrutinio a los bates cubanos
Foto: USABaseball

Terminó la serie amistosa sostenida por un equipo cubano de beisbol integrado en su mayoría por figuras jóvenes y la selección nacional universitaria de Estados Unidos con un saldo final que a la postre causa poca o ninguna sorpresa; cuatro jornadas precedentes habían dejado bien en claro la superioridad de los norteños, afincada sobre todo en el hermetismo de su pitcheo, la buena defensa y el depurado oficio para hacer corresponder su desempeño con las exigencias tácticas de cada ocasión.



La friolera de 55 ponches en cinco juegos, a razón de 11 por encuentro, mostró con claridad meridiana la fragilidad de nuestra ofensiva frente a lanzadores que no sólo tienen fuerza en sus brazos sino que saben mezclar inteligentemente sus envíos y sobre todo gozan de un excelente control que no da márgen alguno a los bateadores contrarios. Once boletos en cinco desafíos significan apenas dos y fracción por choque; en tanto nuestros serpentineros concedieron veintiséis en la serie, lo que se traduce a cinco y fracción por juego.

La ofensiva cubana sumó una escasa producción de 29 jits que dan una media  5.8 por partido; renglón en el que tampoco los anfitriones pudieron desplegar velas porque nuestros lanzadores hicieron igualmente mella en sus filas y al cabo los restringuieron a 27 imparables que significan promedio de 5.4 por choque.

De manera que los estadounidenses se las arreglaron para inclinar la balanza a su favor aún con menos poder de ataque, de tal modo que en tres de los cinco juegos disputados salieron por la puerta ancha a pesar de conectar menos imparables que el bando perdedor.

A la defensa Cuba cometió siete pifias y Estados Unidos solamente una. En este sentido hay que hacer notar la tremenda brecha que mostramos en una posición tan clave como la receptoría; más allá de la infausta jornada protagonizada por Lázaro Herrera, lo cierto es que los corredores norteamericanos se sintieron a sus anchas ante la incapacidad de nuestros enmascarados de atraparlos aun respaldados por la ventaja de la bola franca.

En cuanto a los problemas en el desempeño técnico táctico es algo que no podemos ilustrar con números pero que quedó plasmado en los escenarios de juego, ora por no lograr la acción táctica encomendada (dígase toque de bola) ora por la contrastante seguridad, oficio y concentración en el juego de nuestros adversarios y el por momentos visible nerviosismo  en nuestras filas que trasuntó la presión con que juegan nuestros pupilos, propensos a desajustarse psicológicamente en determinadas situaciones.

En el orden de las individualidades cubanas renglón aparte merecen la extraordinaria actuación del novato Norge Luís Ruíz, la eficiencia del pinero Raciel Iglesias y el meritorio trabajo de Joel Suárez; todo en medio de un pitcheo que en general tuvo un desempeño destacado.

Ofensivamente aunque tuvimos muchas carencias hay que decir que José Miguel Fernández sigue mostrando sus aptitudes madero en mano y el santiaguero Edilse Silva  salió bien parado de su estreno. Una letras para el autor del único vuelacercas de la serie, el yumurino Lázaro Herrera, quien herido en su orgullo por la lastimosa demostración defensiva del día precedente disparó oportuno estacazo de tres carreras en el juego del adiós y evitó lo que parecía una inminente blanqueada.

Si fuimos al compromiso con aires didácticos, como se proclamó, ahora tenemos por delante mucho trabajo remedial para fortalecer nuestro desempeño en futuros compomisos internacionales.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Santiago de Cuba en la Olimpiada Mundial de ajedrez.

Santiago de Cuba anunció su equipo para la 48 Serie Nacional de Beisbol.

49 Serie Nacional, preselección santiaguera.