Respuestas a un brasileño, al menos.

Texto y foto: José R. Castillo Argüelles.

Días atrás recibí un pequeño cuestionario remitido por un bloguero brasileño, quien se interesaba por algunos aspectos de la realidad deportiva cubana, al cual di respuesta - también en términos breves, nada exhaustivos- con las opiniones personales acerca del tema consultado.

Considerando que tal vez otras personas, en el propio Brasil o en otros muchos países del mundo, podrían formularse interrogantes similares, tengo a bien reproducir nuestro citado intercambio.

1) ¿Cómo ves la actual situación del deporte cubano? ¿La política deportiva de Raúl sigue las mismas premisas del modelo implementado por Fidel?

El deporte cubano continúa respaldado por la voluntad política de la dirección del país como un componente indispensable en la formación de las nuevas generaciones, como promotor de salud, bienestar físico y psíquico, herramienta modeladora del cuerpo y el espíritu y, además, como fuente de recreación sana.

Puede afirmarse que la nueva dirección política sigue adscrita a los principios rectores del deporte cubano enunciados tempranamente por Fidel Castro, cuyos resultados prácticos han sido probados una y otra vez en la arena internacional y constituyen referente para no pocos países en este mundo.

Desde luego, a partir de la desaparición del campo socialista Cuba se vio enfrentada a una adversa situación económica, daba su dependencia con esos mercados tradicionales y por el hecho adicional de ser objeto de la feroz persecución y cerco por parte de las sucesivas administraciones de Estados Unidos, que siempre han apostado por la asfixia económica de este pequeño, pero digno país. Genocida empeño al que eufemísticamente denominan ¨embargo¨, pero que es en verdad una criminal guerra económica.

A esa circunstancia coyuntural se sumó la actual crisis mundial y las adversas situaciones climatológicas (el paso de feroces huracanes por nuestro territorio) que no han hecho sino profundizar las limitaciones que en materia económica enfrenta la nación.

Así las cosas, se comprende que el deporte no ha escapado al impacto directo de esta compleja situación y que, por más que se han implementado fórmulas imaginativas para suplir esas carencias, la declinación se haya reflejado en algunos resultados competitivos de los últimos tiempos.

Sin embargo, la crisis no es del modelo; antes bien, el modelo limita el alcance de la crisis y por ello, a pesar del descenso cierto en algunas competiciones internacionales, todavía los resultados que alcanza el país son motivo de asombro para muchos cuando se los contrasta con los que consiguen, incluso, países del denominado primer mundo.

2) ¿Hasta qué punto deporte y educación se relacionan en la formación de los niños cubanos?

Como ya se infiere del párrafo anterior, el deporte forma parte esencial en la formación integral de nuestros niños.

Por ello, y gracias al pleno alcance de los programas de la educación que imbrican también la enseñanza y práctica deportiva, se puede afirmar que todos los niños en Cuba tienen a su alcance la posibilidad de cultivar cuerpo y espíritu, desde las más tempranas edades.

Estos programas educacionales y su componente deportivo, como expresión de su auténtica universalidad dentro de nuestras fronteras, abarcan también a los discapacitados y como fruto de esa noble labor, no solamente se mejora la calidad de vida de estas personas, sino que incluso muchos han vivido la edificante experiencia de representar a su país en escenarios internacionales en los cuales han puesto de relieve su titánica voluntad y sus admirables cualidades atléticas.

3) ¿A qué atribuyes el gran éxito cubano en los deportes, como los resultados en Juegos Olímpicos y Panamericanos, ya que Cuba cuenta con poco más de 11 millones de habitantes y consigue más medallas, por ejemplo, que Brasil, con sus más de 190 millones?

La clave de esos resultados está en el modelo, en el sistema político que privilegia al hombre como centro de su atención. En la capacidad de convertir el deporte en un derecho inalienable de todas las personas, sin atender a credos, ni a recursos económicos, ni a procedencia social, etc.

Está en la creación de un sistema de escuelas deportivas distribuidas por todo el país, que permite captar a los más talentosos y encauzar su formación atlética bajo la guía de calificados entrenadores y con el respaldo de los adelantos de la ciencia como catalizadores de los resultados competitivos.

Está en la capacidad para inculcar valores tales como dignidad, patriotismo, modestia, desinterés, altruismo, solidaridad, etc. y rechazar, al mismo tiempo, la mercantilización del deporte, que convierte a los atletas en simples mercancías.

Puede que algunos hayan traicionado esas enseñanzas, y de hecho ha ocurrido no pocas veces, -pero en número infinitesimal, si los comparamos con los que mantienen enhiesta la lealtad- y se han vendido inescrupulosamente, poniendo al servicio de mercaderes las capacidades que pacientemente fueron modeladas en las instituciones deportivas cubanas.

Precisamente, se trata de un intento por descalificar al modelo deportivo cubano mediante el robo descarado del talento atlético, apelando a resortes como la ambición, el deslumbramiento por el dinero, el egoísmo, etc.

4) ¿La reciente llegada de un nuevo líder político a Casa Blanca señala para un futuro de colaboración e intercambio, por lo menos en el ámbito deportivo, entre Cuba y Estados Unidos?

Eso está por verse.

Desde aquí no alentamos ilusiones de ningún tipo.

Corresponde a los agresores revisar su arsenal de armas inservibles contra la fuerza moral de un pueblo animado por la justicia y la razón.

Cuba jamás bloqueó a Estados Unidos.

Obama parece querer distanciarse de su celebérrimo predecesor, último eslabón de la cadena de presidentes norteamericanos que vieron finalizar sus mandatos sin conseguir doblegar a esta isla del Caribe.

Si va a privilegiar una política de intercambios en todas las esferas y toma curso la intención de avanzar en la normalización de las relaciones entre ambos países, el deporte a ambos lados del Estrecho de Florida será beneficiado.

Si decide ir más lejos y articula esfuerzos para demoler el bloqueo le habrá hecho un favor a su propio país, cuya imagen está sumida en el descrédito universal, entre otras muchas cosas, por practicar la política de chantaje económico en las relaciones internacionales.

Cuba encara los retos de los nuevos tiempos con la determinación de siempre, sabedora de la fuerza de sus principios y con los argumentos que le da su historia de país inclaudicable.









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