La infamia tiene una máscara... y se llama ¨embargo¨.

Por José R. Castillo Argüelles.
Foto: Kaosenlared.

Mañana miércoles por decimoctava ocasión consecutiva la comunidad internacional se pronunciará en contundente rechazo y condena a la cruel política de cerco genocida que contra Cuba practican desde hace 47 años los sucesivos gobiernos de Estados Unidos, de manera sostenida y creciente, como castigo por la postura soberana e independiente asumida por esta pequeña pero digna nación que decidió, de modo irrevocable, tomar para siempre las riendas de su propio destino.

La censura global se hará patente a través del voto en la sede de las Naciones Unidas y será expresión inequívoca del repudio universal que provoca esta enfermiza guerra económica, comercial y financiera que, inescrupulosamente, apuesta a la rendición de los agredidos, sin reparar en los sufrimientos y en el costo en vidas humanas que va cobrando año por año en el seno de un pueblo que ha brindado, aún en medio de circunstancias tan adversas, una imborrable lección de altruismo y amor a la humanidad.

Bien sabemos que la cuantía abrumadora de la votación que reprobará de nuevo ese proceder brutal, tal como ha ocurrido en ocasiones anteriores, no tendrá carácter vinculante y que el actual gobierno de Estados Unidos podrá hacer de nuevo oídos sordos a este clamor mundial; pero también sabemos que la razón tiene una fuerza demoledora a corto, mediano y largo plazos, porque fuimos educados en la convicción de que una idea justa desde el fondo de una cueva, es más poderosa que un ejército.

Bajo el ropaje de un diferendo bilateral tratarán de justificar esta supuesta coerción económica que eufemísticamente denominan ¨embargo ´, pero que es en verdad una paranoica persecución enfilada a lograr la asfixia del país para promover el descontento y generar la subversión interna, que le haga el juego a sus afanes imperiales de dominio.

Los años de heroica y victoriosa resistencia de nuestro pueblo han demostrado la inutilidad de ese macabro engendro y han puesto al desnudo la estirpe criminal de las administraciones estadounidenses que olímpicamente han incumplido e incumplen obligaciones fijadas en convenios internacionales y desoyen la voluntad mayoritaria – casi absoluta- de las naciones del mundo.

Por lo pronto acá estamos, serenos, firmes, apostando a los frutos de nuestros propios esfuerzos, a la voluntad de construir una sociedad donde prevalezca la justicia y apegados con absoluta convicción a la conciencia de que la humanidad merece un destino mejor al que le ofrece el capitalismo, signado por el egoísmo, la irracionalidad y conduncente a un verdadero holcausto.

Veremos si la aureola de ¨buena voluntad¨ que acompaña al actual gobierno estadounidense encuentra expresión en actos concretos que lo tipifiquen como determinado sinceramente a desmontar de modo incondicional,como corresponde, esa maquinaria diabólica o sigue tozudamente el camino del descrédito y deja caer torpemente, en medio de la escena, la máscara de paladín de las mejores causas; dejando al descubierto, al mismo tiempo, la descarnada realidad del continuismo en su vergonzosa conducta internacional y la falsedad e hipocresía de sus enunciados.


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