García Lupiáñez, el beisbol cubano actual por el tamiz de la experiencia


Por Yisel Filiú Téllez

En mis años de estudiante de periodismo, observaba los gestos sobrios de un señor que, sentado en un palco del estadio Guillermón Moncada, parecía devorar el entrenamiento de los peloteros santiagueros. Luego alguien me dio una primera información, diciendo que Pedro García Lupiáñez era un descubridor de prospectos de béisbol.



Con el tiempo, y por azar, el deporte llegó a mi vida profesional y ver a este hombre casi octogenario por los pasillos del estadio, era escena repetida. Por aquel entonces yo trataba de exprimir el conocimiento de José Manuel Cortina, que en esa época asesoraba el pitcheo santiaguero, y éste a su vez hacía lo mismo con Lupiáñez.

Fue Cortina quien me demostró que aquella primera información era tan solo una de sus facultades. Aquel hombre, alto aún pese a tantas décadas sobre su espalda, es una academia ambulante de lo que se considera la pasión de todos los cubanos.

Él se describe como amante de la pelota desde que era un imberbe. “Fui un pelotero malo –apunta-, jugué en la Liga Social en Santiago de Cuba, en la Intercolegial y en la Unión Amateur de Oriente”.

Pero su reconocida vinculación con la lucha revolucionaria le impidió desarrollarse más. La honestidad de sus memorias dibuja mejores recuerdos como deportista activo en el baloncesto, pero pocos en la pelota.

Pedro García Lupiáñez ha visto a todos los peloteros que han pasado por las Series Nacionales, trabajó en la Comisión Nacional y desde el año 1962 colabora en la formación de los equipos de las provincias orientales. Asegura que de sus 78 años, 60 han estado vinculados al deporte de las bolas y los strikes.

Cuando me dispongo a entrevistarlo se niega a hacer comparaciones de etapas en nuestro béisbol, sin embargo no deja pasar por alto la aclaración de que la actual es la más difícil, y donde se han visto los mayores problemas.

¿Cree usted que hay crisis en el béisbol cubano actual, o es sólo un mal momento del que podríamos salir de inmediato?

-Crisis no tenemos. Estamos pasando por un mal momento, pero si no tomamos medidas urgentes se puede convertir en una crisis. Por suerte tenemos grandes peloteros, grandes entrenadores, y eso ayuda. Pero reitero, si no nos concentramos en que existe un problema, si no atendemos bien el béisbol podemos hundirnos en el abismo de la crisis, porque muchos peloteros, muchos entrenadores y muchos dirigentes del béisbol han perdido la cultura de este deporte. ¿A qué me refiero cuando hablo de la cultura del béisbol? A que muchos peloteros batean y no corren, muchos peloteros no rompen el doble play, a los catchers se les cae la bola en el tercer strike y el bateador con la primera desocupada no corre…

“No estoy inventando nada, esto sucede en los juegos de pelota. Ahora, yo me pregunto, ¿cómo es posible que en el año 1962, cuando se inició nuestra primera Serie, los peloteros sabían hacer todas esas cosas? Es decir, que han cambiado la filosofía del béisbol en estos aspectos. Es a lo que yo le llamo que se ha perdido un poco la cultura beisbolera. Los peloteros del año ´62, dígase Hechavarría, Telemaco, Chávez, Cuevas, Tony González, Urbano, un poco más recientes el Yayo Linares, Germán Águila, Isasi, todos aquellos fundadores hacían todas esas cosas. ¿Por qué ahora muchos no lo hacen y no hay exigencia al respecto?

“En el ´62, los peloteros que te mencioné cuando estaban a la defensa sabían lo que iba a lanzar el pitcher. El short y la segunda base le transmitían las señas a los outfielders. Ellos jugaban así. ¿Cómo es posible que la mayoría de los equipos actualmente no jueguen de esta forma? Pero además, lo más importante es que la Comisión Nacional conoce estos problemas y sabe cómo resolverlos”.

¿Cuáles son los puntos críticos de nuestra pelota?

-Sobre todo, la improvisación. Toda actividad de la vida tiene que ser planificada, pues la planificación organiza y disciplina. La nueva estructura fue una improvisación. Se dice que fueron por todas las provincias discutiendo sobre la estructura. Pero lo que se discutió hasta donde yo sé en Santiago de Cuba y por lo que yo he oído a muchos compañeros, la inmensa mayoría estaba en contra de esa estructura. Además tú estabas en la reunión y escuchaste lo que yo planteé con respecto a este tema. ¿Cómo es posible terminar con una estructura tan buena, con la que se había jugado en Cuba por más de diez años, solo porque a alguien se le ocurrió, o porque vino el Clásico? ¿Buscando qué? ¿Clasificar a ocho equipos en 45 juegos? Si la pelota cubana lo que necesita es jugar y jugar. Por este motivo no la creo apropiada, se rivaliza menos.

“Clasificaron ocho, que fueron los que mejor jugaron. No pretendo justificar a los de menor rendimiento en esa primera etapa, pero dejaron a otras ocho provincias sin pelota, así de simple y sencillo. Los intereses de esas provincias en el entretenimiento no se respetaron, y son territorios que tienen el derecho de seguir viendo buen béisbol. Entonces vino otra improvisación: los mandaron a una Segunda División que no tiene apoyo de la afición ni de la prensa.

“¿Por qué no mantuvimos la estructura de 90 juegos? La deteníamos cuando el Clásico y cuando regresaran seguíamos jugando y no pasaba nada. Y si se quería buscar más desarrollo, después que se acabara ese campeonato, nosotros entonces jugábamos 50, 60 ó 70 juegos más en una serie superior con 6 equipos, donde participaran los peloteros de mejor desempeño. Insisto, hay que respetar los intereses de las provincias, porque el béisbol es el mayor fenómeno sociocultural del país.

“En Cuba había un campeonato de 72 juegos antes del Triunfo de la Revolución: la Liga Profesional, que se jugaba en La Habana entre los equipos Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao. Existían la liga de Pedro Betancourt en Matanzas, la Unión Atlética Amateur, la Liga de Quivicán, la Liga Popular en Oriente, entre otras tantas. La pelota siempre se jugó en provincias, y con la Revolución se desarrolló aún más. ¿Cómo es posible que de golpe y porrazo se prive de ella a ocho provincias? Yo respeto las opiniones de los demás, pero no creo que sea justo.

“Significa mucho para las provincias orientales no haber participado en la llamada Primera División. El oriente del país históricamente ha tenido un excelente béisbol, y esto ha sido una tragedia desde el punto de vista deportivo. Un fracaso. Significa que trabajamos mal, pero nada es argumento para matar la pelota en este territorio.

¿Hay más problemas?

-Sí, otro punto crítico son los planes de entrenamiento. No tenemos una línea central para trabajar el béisbol en Cuba. Tenemos 15 provincias y en todas son distintos los planes… ¿Cuál es la razón por la que nosotros no podemos buscar 5 ó 6 expertos de la defensa, de la ofensiva, del pitcheo, de la preparación física? Los ubicamos para que diseñen los planes de entrenamiento en cada una de sus especialidades y que se apliquen de acuerdo a las características de cada provincia. Y creo que la mayoría lo va a aprobar.

“Eso es distinto a que alguien diga: “mira, este es el plan de Pedro García Lupiáñez y hay que aplicarlo en todo el país”. Y dirán “¿y quién es Lupiáñez para imponerme eso?” Pero cuando sean un grupo de expertos conocedores de la materia, acto seguido se respetan sus nombres. Por ejemplo, en el caso del pitcheo, Elosegui, Cortina, Gálvez, Peña, personas que han discutido bien el problema… Y así mismo debería suceder con respecto a lo demás, incluyendo el entrenamiento con las pesas, porque todo el mundo en Cuba hace las pesas como estima.

“Críticos también están los terrenos. Son muy malos y tenemos que resolverlo. Hay muchos donde los outfielders no pueden fildear una pelota, en el infield los peloteros no se pueden desarrollar, y en el box el pitcher no puede lanzar con comodidad.

“Y entre los tres elementos básicos de la pelota, el pitcheo es el que atraviesa por el peor momento. Éste es la parte fundamental del juego. Hay algunos especialistas que dicen que es el 75 por ciento, otros que el 70, pero lo cierto es que si no hay un hombre que tire para home no hay juego de pelota. Y no quiero que busquen numeritos, que al Clásico llevamos 14 pitchers considerados los mejores de Cuba y no sabemos por qué no trabajaron Odrisamer Despaigne, Alexander Rodríguez e Ismel Jiménez en el último juego. Creo que no se lo comentaron ni a los periodistas. ¿Estaban enfermos, lesionados o no había confianza en ellos? ¿Qué sucedió?

“También nos golpea el triunfalismo. Hay quienes dicen que son unos eternos optimistas. Pero el problema es de objetividad. Ahora se dice, por ejemplo, que hay que especializar a los pitchers, y yo estoy de acuerdo con eso. Nadie que tenga dos dedos de frente puede estar en contra. Pero el problema no está en la especialización, es en hacer pitchers y eso se logra trabajando duro y jugando pelota. Y entonces estamos jugando menos pelota con esta estructura. Y eso es válido para todas las categorías. Tenemos que desarrollar el béisbol, pero jugando. Hay que jugar más pelota.

“Otro término moderno es que tenemos que insertarnos. Pero no se puede ir con el discurso de insertarnos para aprender a jugar pelota. Hemos enseñado a jugar pelota al mundo entero. De Cuba salían peloteros que desarrollaron el béisbol en Puerto Rico, Dominicana, Venezuela, México… Creo que lo más importante es pensar bien cómo vamos a insertarnos, porque el problema económico que tenemos con los peloteros hay que resolverlo”.

Entonces, ¿hace falta una revolución en la pelota cubana?

-No creo que sea tanto una revolución, sino aumentar la exigencia, por todos los problemas que ya te he comentado del béisbol cubano actual. En otras ligas internacionales vemos peloteros grandes, gruesos, entrados en edad, que se entregan más en el terreno.

“Lo que hace falta es que se pongan en práctica las cosas que los decisores conocen. Aplicarlas. Todo lo dicho se puede hacer, con sus métodos. Hablarle claro a nuestros jefes y de seguro van a entender, pues el mayor propósito es dar soluciones al deporte que tanta felicidad le ha dado a este país”.
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